El lugar más visitado de Ámsterdam
Desde luego no se puede nunca decir que la ciudad
de Ámsterdam se ve en dos días, ni mucho menos.
La bella capital holandesa esconde una fantástica
historia a los pies de grandes monumentos y museos como son el Rijksmuseum (Museo Nacional), el Van Gogh
Museum y el Stedelijk Museum (Museo Municipal). Además, siempre ha sido
parada obligada, la gran basílica
gótica, Oude Kerj ,la Fábrica de la Cerveza Heineken o la misma casa donde
nació Anna Frank. Además de dar un paseo por el clásico barrio rojo….
Pero… es ahora el “Red Light Secrets”, primer museo dedicado
exclusivamente al mundo de la prostitución, el que ocupa el primer lugar en
número de visitas.
Desde que abriera sus puertas el pasado 6 de
febrero de este año, el museo ha recibido a miles de turistas de los cinco
continentes, y se ha convertido en un reclamo más para visitar Ámsterdam.
Además en muchas visitas guiadas por la ciudad,
aparece el nombre del museo como una de las “atracciones” más demandadas, por
lo que se organizan ya visitas en grupo que salen desde los Hoteles con el
único fin de conocer el Museo, ahora centro indiscutible del Barrio Rojo.
Tal y como recoge su nombre, el museo intenta
desvelar sin ningún tipo de secretos ni misterios, lo que los visitantes no
conocen del oficio más antiguo del mundo y que en la ciudad holandesa
siempre se ha caracterizado por sus chicas expuestas en escaparates. Pero desde
luego, esa no es más que parte de su historia, ya que el museo depara muchas
más curiosidades.
Hay que tener en cuenta que la prostitución en
Holanda está permitida desde su legalización en el año 2000, no sin ninguna
controversia que ha nacido a lo largo de estos años.
El centro-museo, de iniciativa privada, pretende
ser un atractivo para el visitante del popular barrio rojo, que además podrá
pasear por las calles donde se exponen cientos de escorts con el fin de satisfacer a los clientes
sexualmente. Así, historia y presente se dan la mano, ya que pisar
las calles de este peculiar barrio es ahora mucho más atractivo, y si cabe,
hasta didáctico. Y lo ha conseguido, el número de visitantes va en aumento de
manera considerable.
Los creadores de dicho museo han diseñado espacios
especiales con el fin de que el visitante interactúe con el lugar. De esta
manera se invita a los asistentes a que puedan adentrarse en el mundo más
íntimo y secreto de las meretrices. Pero… ¿de qué manera?, pues desde poder
situarse en los característicos escaparates del barrio rojo, pasear por la
habitaciones de mayor lujo, también por otras más modestas, contemplar los
sugerentes vestidos y lencería de las distintas épocas, o incluso deparar en
los juguetes eróticos utilizados por las chicas a lo largo de la historia.
Hagamos una visita por dentro de cada uno de los
espacios de este museo. Nada más abonar la cantidad de 7,50 euros, en una
taquilla original de las casas de citas de los años cincuenta, nos introducimos
en el interior de las estrechas y pequeñas casas que han configurado el famoso
barrio desde finales del Siglo XIX. Ya en la parte interior de las clásicas
ventanas vemos como la decoración es sobria y austera. Tan solo una cortina de
color rojo, una nevera y una silla. Lo suficiente para exponerse ante los
posibles clientes. De esta estancia podemos observar unas cortinas hacen la
labor de puerta para separar la zona del escaparate de la de “trabajo”. En esta
también la decoración no es muy rica en detalles, ya que simplemente se compone
de una cama, que imita a una especie de bañera por su construcción con
azulejos, una tenue luz de color violeta y un antiguo lavabo.
Destacar que en este barrio se han llegado a contabilizar un total de 276
escaparates de este estilo, y se calculan que unas casi mil prostitutas
trabajan en las calles de este barrio; lo que ayuda a configurar toda un
paisaje urbano inigualable en cualquier otro lugar del mundo.
Resaltar que al terminar el recorrido por el museo,
vemos un guiño simpático. La presencia de un confesionario, donde el visitante
podrá “confesar” sus pecados más lujuriosos.
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