Carla
Mila
Como veías nuestro viaje a Japón viene cargado de
muchos post que esperamos os agraden. Y como no, las geishas son un símbolo.
Las polémicas geishas niponas siempre han sido un
gran enigma para nuestra mirada occidental, pero por lo que conocemos, pueden
ser las antecesoras de nuestras escorts
actuales.
La
realidad es que las geishas estén desapareciendo poco a poco, no deja de
manifestar la evolución de la sociedad japonesa. Y ya no se ven por las calles.
De
hecho hemos asistido como muchos turistas, cámara en mano, han intentado
fotografiarlas como si de un safari se tratara.
Destacar
que a mitad del siglo pasado se contabilizaron un total de 80.000 y en la
actualidad no pasan de 1.000.
Sin
embargo nunca ha sido del todo definida su misión en la sociedad japonesa, lo
que si queda claro cual era su educación para llegar a ser la mujer perfecta
para brindar la más exquisita compañía a sus clientes. Algo que ya en principio
podemos comparar con las acompañantes de lujo o escorts que
todos conocemos.
Tradicionalmente
la educación de las geishas comenzaba a la temprana edad de los ocho años,
donde eran adoptadas en lugares donde se les empezaba a enseñar todo tipo de
artes para el entretenimiento de
sus futuros clientes. De esta manera la música, el baile y la narrativa
eran sus primeras asignaturas para poder complacer a los hombres que acudían a
contratar sus servicios.
En
definitiva, se les enseñaba de una manera muy rígida las más exquisitas normas
de comportamiento, ya que sus clientes de antaño, eran hombres aburridos de las
conversaciones de las cortesanas de la época.
Al
igual que las escorts, las perfectas acompañantes de alto standing
niponas, sabían comportarse de la mejor manera ante situaciones donde se
reclamaba su presencia. Desde cenas o fiestas normalmente en casas de té, hasta
salidas misteriosas con clientes a lugares de encuentro.
La
manera de “contabilizar” el tiempo que las jóvenes estaban con sus clientes,
era muy curiosa. Los hombres que requerían sus servicios contactaban con ellas
por medio de una especie de sindicato, lo que más o menos nos recuerda a las agencias
de escorts o
chicas de compañía actuales. Cuando la geisha se reunía con aquel que había
contratado sus servicios, se encendía un palito de incienso, llamado también
palo de incienso tarifario, y cuando se consumía el incienso, el hombre debía
abandonar la compañía de la geisha.
Ahora
es el reloj quien manda, y las tarifas son claras y precisas.
En
el mundo escort, todo se pacta previamente, una cena, un viaje, o un encuentro
más íntimo.
Fuera
de Japón siempre ha habido cierta controversia sobre el papel sexual que la
geishas desempeñaban. Siempre se ha defendido desde el país nipón que estas
mujeres vendieran su cuerpo, y que no tuvieran ningún tipo de relaciones
sexuales con sus clientes. Pero poco a poco vamos conociendo que la
mayoría de ellas también se convirtieron en una aplicadas amantes y que en la mayoría de los casos tenían
algún cliente con el que si mantenían una secreta relación sexual a cambio de
una especie de dote vitalicia.
Como
vemos las similitudes entre las perfectas
acompañantes japonesas y nuestras escorts son múltiples.
¿La
base? Educación, formación, idiomas, saber estar, perfectas acompañantes, y
sobre todo, mejores amantes.
Destacar
que el hermetismo sobre el mundo de las geishas es muy grande, incluso la
polémica que se levantó ante el estreno de la película “Memorias de una geisha”
por parte de la sociedad japonesa, desveló que cualquier interpretación
occidental del papel de estas mujeres era erróneo.
Si
podemos aseverar es que si hubo antes de las escorts una referencia importante,
tenemos que dirigir nuestra mirada al Japón más secreto.
Hoy
en día, páginas como la nuestra muestras y aclaran el papel de las escorts sin
secreto alguno.
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