Carla Mila
Cada día se suma dentro de la población nipona el
número de habitantes que se niega de sus costumbres sexuales. No sabemos si
será porque las estadísticas demuestran que son uno de los países con mayor
grado de abstinencia sexual… pero sólo en el matrimonio. Fuera de casa… ¡ni
mucho menos!
Este
verano, una colaboradora de nuestra página se tomo unas vacaciones y puso rumbo
a Japón.
Allí,
en Tokio, pudo constatar que casi la mitad de las mujeres japonesas reconocen
no tener sexo conyugal, ni ningún tipo de relación sexual y se declaran
abstinentes sexuales.
Pero…
¿y los hombres? Por contrario, para ellos se han creado miles de locales
donde las escorts trabajan
de diferentes maneras. Aunque son las estudiantes las que parecen volver locos a los japoneses.
Es
paradójico que la gran mayoría de japonesas y japoneses el hecho de hacer sexo
una vez al año, o cada dos años, no es algo raro ni se les debe considerar por
ello asexuales, o abstinentes. Pero ellos, los hombres, que si se salen de
estas estadísticas, declaran como “agotador” tener que dejar a su pareja
satisfecha sexualmente y buscan otras vías para satisfacer sus necesidades.
Vamos
a ve cómo es para ellos el concepto de relaciones placenteras.
Seguramente
asistiremos a un “panorama extraño” para nuestros ojos occidentales al
comprobar como el mismo instituto citado les denomina “Sin sexo”, en
contraposición con las creencias que podríamos tener si recordamos su película
más popular, el Imperio de los sentidos, que en este caso es algo totalmente
ajeno a la realidad japonesa.
En este país donde las parejas cada vez practican
menos el sexo “conyugal”, pero también un país donde la Industria del sexo está
en alza.
Ha
sido en las últimas décadas cuando más han proliferado los locales donde se
ejerce la prostitución, pero a la japonesa. También ha aumentado el consumo de
pornografía y por supuesto los sex shops.
Sin
embargo, es el fetichismo, lo que más encontramos en la calle. Costumbres que
no pasan desapercibidas para nuestra manera de entender el sexo.
Tan
sólo unos ejemplos:
Las
llamadas Buruseras.
Lugares donde los japoneses compran las prendas íntimas de las jovencitas.
Mientras más “usada” estén, más valor tienen. De la misma manera adquieren los
uniformes de colegialas que ellas mismas venden. Pero lo más sorprendente de
todo es que las jovencitas comercializan su propia saliva debidamente envasada
y luego se conviertan en acompañantes de
lujo.
En
lo referente a clubes hay para todos los gustos, mejor dicho sus gustos.
Muy de moda están los llamados Salones Rosas, locales
especializados en sexo oral.
Bajo
precios ridículos los clientes compran bonos con la cantidad de veces que desea
que se le practique sexo oral siempre con diferentes chicas que se acercan a
ellos, casi en penumbra, cada veinte minutos.
También
encontramos los populares “Maid Cafés”. En ellos las escorts - camareras, vestidas de criadas, tratan a la clientela como a
señores feudales complaciéndoles en todo.
Ahora
algunos Clubes se están especializados en el exhibicionismo tan demandado.
En ellos un cliente toma contacto con colegialas,
principiantes de escorts, para realizar un sexual
viaje por el metro de Tokio y poder tener relaciones sexuales en vagones o
andenes.
¿Y
los más de moda? El “Cosplay Garden Club” donde los clientes disfrazan a
las chicas con los trajes de sus dibujos animados favoritos y en “El Densha
Go Go”, un vagón de tren con capacidad hasta para 14 clientes done los
“viajeros” tienen el permiso de poder acosar a tantas escorts
contratadas como encuentren en el peculiar “viaje”.
Esto nos da que pensar que no es extraño que
los matrimonios hayan caído en picado o al menos las relaciones sexuales entre
los miembros de la pareja.
Sin embargo ellos, a través de sus ojos
rasgados nos ven a los occidentales de manera rara. Casi como atrasados en
materia sexual.
Algo realmente curioso.
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