lunes, 4 de agosto de 2014

Hetarias, escorts de la antigua Grecia

Carla Mila.


Muchas personas confunden, el concepto escort con el de  prostituta, pero las diferencias son múltiples según hemos ido viendo en otros artículos de este blog.

En la antigua Grecia, lo que hoy conocemos como escorts tenían una palabra para definir a las acompañantes de lujo: Hetarias



Tal y como ocurre en nuestros días, es incomparable a una prostituta callejera con una escort. Y no sólo hablamos de tarifas, como algunos puedan pensar. Estamos hablando de la cantidad de servicios que una escort puede ofrecer, y que por ello la caracteriza. Belleza, buen cuerpo, saber estar, educación, idiomas, elegancia, acompañamiento en viajes, cenas, eventos, etc...

Lo mismo ocurría en la Grecia Clásica, ya que se marcaba una gran diferencia entre las prostitutas callejeras o de lo que hoy se denomina burdeles, con las hetarias.
Una época donde la prostitución, al igual que en Roma, era algo todavía mucho más común que en nuestros días.

La diferenciación radicaba en las distintas mujeres que la ejercían, callejeras o hetarias, pero lo más demando por los cortesanos era la presencia en su casas de jóvenes bien educadas, con educación; las hetarias, a las que también podían visitar en sus propios domicilios.

Por lo general, se trataban de mujeres muy “liberadas”, bellas, cultas, con una manera muy especial de tratar a los hombre, pero que también conocían los grandes secretos amatorios.

Los más pudientes cortesanos las invitaban a sus fiestas, o incluso acudían con ellas a otras celebraciones, ya que estaban al tanto de la política del momento, se podía entablar cualquier tema de conversación, y eran perfectas acompañantes.
En muchas ocasiones, sin el deseo de tener relaciones sexuales, se solicitaba su presencia, ante amigos, y poder presumir de “hetarias” a cual más bella y mejor formada, educada y socialmente complaciente.

Ellas en raras ocasiones consumían alcohol, ya que su estado sobrio en cenas, les facilitaba luego la labor de cobrar por su presencia, o por los servicios sexuales prestados, como las acompañantes de lujo de nuestros días. Tampoco comían en exceso, y siempre prestaban absoluta devoción por el cortesano que había requerido sus servicios, sin dejarse nunca llevar por al jaleo de las fiestas y que otros hombres se acercaran, eso sí, sin perder nunca la sonrisa.



Destacar que su particular manera de estar, consistía en no hablar más de lo solicitado, no entablar grandes y extensas conversaciones con aquellos que no les había solicitado su presencia, ni compartir burlas de los demás a terceros.

Las acompañantes de alto standing de la antigua Grecia eran como un símbolo de estatus. Aquellos que más dinero podían pagar, demandaban los servicios de las más bellas, por lo que su compañía también era importante ante las rivalidades de algunos cortesanos, que incluso pagaban más dinero a las más afamadas con la intención de mostrar su  poderío económico.

Algunas famosas hetarias, incluso llegaron a pertenecer a la más alta clase de la Grecia antigua.

Ya en el capítulo de curiosidades, el caso más destacado fue el de Aspasia de Mileto, una hetaria amante de Pericles que contó con los favores de dos diosas: Afrodita, la de la belleza y Atenea, la divinidad que encarnaba la inteligencia y la sabiduría.
No fue la "tonta bonita" ni la "sabia fea", o fue ambas cosas a la vez ya que llegó a convertirse en "primera dama" y participó en los círculos intelectuales de la ciudad.

Como vemos, no mucho ha cambiado la historia al respecto desde la Grecia clásica a la actualidad. 

Las escorts, siempre han estado y estarán junto a los círculos donde se les reclame aquello que les caracteriza, belleza, saber estar, y…..expertas en artes amatorias.




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